Llevamos casi 90 días confinadas y confinados en casa, sobreviviendo al “teletrabajo” y a la crianza. Llegó el momento de pararse a pensar y reflexionar.
Antes del COVID-19 la conciliación recaía en hombros de abuelos y abuelas o de colegios y escuelas infantiles, ya que gracias al horario escolar, este permitía a muchísimas familias poder ir a trabajar. A día de hoy con escuelas cerradas, interrogantes de cómo será la vuelta al colegio en septiembre, la conciliación se complica aún más.
Cuando el colegio y los abuelos se convierten en un parche que sustenta la conciliación de tu vida profesional con la personal, piensas que podrás conseguirlo. Pero en esta ocasión, cuando aparece el COVID-19 y desaparece este parche, nos quedamos al descubierto. Entonces nos damos cuenta que vivimos en una sociedad que se sustenta en parches, parches para conciliar, parches para teletrabajar, parches para tener hijos, parches, parches y más parches.
Esta pandemia dejó al descubierto que quedando fuera de juego colegios y abuelos, se agrava aún mas la CONCILIACIÓN en este país. Ahora volvemos a tener otro parche, el teletrabajo, una situación donde muchas y muchos estamos sobrellevando con gran estrés.
El reparto de tareas y la corresponsabilidad de las familias no ha sufrido mejora en este tiempo de encierro. De hecho en el 66% de los hogares se ha mantenido y en un 13% de ellos ha empeorado.
Ahora que estamos a punto de comenzar con la “nueva normalidad”, y retomada la comisión negociadora del nuevo Plan de Igualdad de Telefónica, la compañía indica a la representación social que pretende seguir siendo un referente en materia de Igualdad, estableciendo medidas que permitan a la mujer y al hombre compatibilizar responsabilidades, obligaciones laborales y personales que faciliten el desarrollo profesional dentro de la empresa, es una de las mejoras, de entre otras muchas son objetivos a alcanzar en esta nueva negociación.
Datos facilitados por la empresa, nos informan que en 2019 casi un 80% de las jornadas reducidas correspondían a mujeres, cifra que se ha superado ampliamente en el primer cuatrimestre de 2020, con la consiguiente pérdida salarial y obstaculización del desarrollo profesional. Tampoco debemos olvidar ayudas a las familias con mayores cargas familiares, incluidas las monoparentales.
Por ello debemos continuar trabajando para conseguir que nuestra empresa y nuestra sociedad sea más inclusiva, justa e igualitaria. Debemos trabajar para que la carga familiar no recaiga mayoritariamente en la mujer y correponsabilizar a la pareja.
El cuidado de los hijos es una responsabilidad social, para que una sociedad funcione y haya un estado de bienestar real, las empresas y el Gobierno deben apoyar a familias con hijos, los niños y las niñas son el futuro de nuestra sociedad.