Italia no ve la salida del túnel

13 de diciembre de 2017

Desde los boletines que periódicamente vamos publicando, hemos hecho un especial seguimiento de Italia y sus controversias con las infraestructuras de banda ancha, por dos razones principales: porque se trata de un país con una economía similar a la española, lo que nos permite hacer comparativas con un vecino cercano, y porque siempre da mucho que hablar.

Así, a principios de 2015 informábamos del retraso que vivían los transalpinos en términos de extensión de la banda ancha, a la cola del mundo desarrollado[1]. Poco más tarde, dábamos cuenta del intento de revertir esa situación, poniendo sobre la mesa una inversión de 6.000 millones de euros en ayudas públicas[2]. Más de dos años después, la porfía seguía viva, a cuenta de cómo dar cobertura a las zonas menos comerciales y donde no llegan las NGN, las denominadas Zonas Blancas[3]. Entremedias, aparecía un nuevo actor: Open Fiber, filial de la energética Enel, que prometía inversiones milmillonarias para llevar la fibra óptica a toda Italia[4].

Muy poco tiempo después se hace preciso ampliar la información, a la vista de agudización de la crisis.

Efectivamente, la tumultuosa relación del Gobierno con Telecom Italia (ahora conocida como TIM) desde que Vivendi se ha hecho con su control, ha aumentado la tensión hasta límites impredecibles. El acto de control del capital francés sobre TIM ha molestado sobremanera a Roma, que se ha prestado a aprobar una especie de “acción de oro” para frenar las aspiraciones de Vivendi[5] (cabe aclarar que la acción de oro es un término ilegal desde el punto de vista comunitario; no obstante, el Gobierno italiano ha estirado el concepto denominándolo “golden power[6]”, que sería lo mismo pero con diferente nombre, consiguiendo al menos, y temporalmente, atemorizar a Vivendi).

Pero la mala relación no se queda aquí. La falta de inversión de TIM, que derivó en la aparición de Open Fiber, sigue paralizada, lo que ha provocado que el regulador sectorial, Agcom, vuelva a estudiar, como hace años, una Separación Funcional obligatoria de su red de acceso[7].

Entre todas estas idas y venidas, Open Fiber sigue haciéndose con todos los concursos promovidos por el gobierno para hacer llegar las NGN a zonas blancas, aprovechándose de la ausencia de TIM o de sus pobres ofertas[8].

El apogeo de esta amalgama de enredos llega cuando surgen rumores, filtrados por el Gobierno, de una posible fusión entre TIM y Open Fiber[9], minimizados por la primera[10], despreciados por la segunda[11], y que están, a la hora de cerrar de este documento, convertidos en un posible gran acuerdo comercial para compartir redes[12].

Un auténtico galimatías del que, como se decía antiguamente, seguiremos informando.