Italia ha protagonizado la que posiblemente sea la subasta más impetuosa, irracional e inflacionista del mundo, alcanzando unos precios record y con unas consecuencias, que antes o después, se acabarán visualizando. Pero empecemos por el principio.
A principios del mes de septiembre, el Gobierno transalpino sacaba a licitación pública las bandas de 700 MHz, 3,7 GHz y 26 GHz, con una expectativa de recaudación de 2.500 millones de euros en total. El concurso encerraba una curiosa forma de ofertar las frecuencias en el caso de los 3,7 GHz, al proponer dos bloques de 80 MHz y otros dos de 20, que sumaban los 200 MHz licitados. La particularidad venía en el gran tamaño de estos bloques, muy superiores a los de España (80 en Italia por 5 MHz en España) y su escaso número (4 por 40 de España[1]) lo que obligaba a los operadores a entrar en una dinámica de elevación pujas por no quedarse fuera de este apreciado espectro, fundamental para el 5G. De hecho, esta porción de espectro, por si misma, ha supuesto la mitad de toda la subasta: 2.040 millones de euros en la subasta de espectro en la banda de 700 MHz, casi 4.347 millones de euros en la de los 3,7 GHz y unos 164 millones de euros en la de 26 GHz, para un total de 6.500 millones de euros[2]; un 164% superior a la expectativa primigenia del Gobierno[3].
Esta modalidad de licitación no ha sido una simple ocurrencia; estaba pensada precisamente para eso, para aumentar lo máximo posible las pujas, al objeto de aumentar el dinero recaudado con el fin de paliar el grave déficit que sufre la economía italiana y su elevadísima deuda pública[4].
Pero las consecuencias de esta hiperinflación forzada e innecesaria se acabarán viendo – o pagando, según se mire- en algún momento. Para empezar, dicho espectro de 3,7 GHz se ha quedado en manos de dos operadores (TIM y Vodafone), lo que aumentará la conflictividad sectorial cuando comiencen las acusaciones de duopolio.
A continuación, las empresas deberán reajustar sus balances económicos a este dispendio exacerbado. Al fin y al cabo, el dinero para inversión es finito, y si se usa para comprar espectro, sin duda, no se podrá usar para otra cosa, como para aumentar cobertura o para crear empleo. De hecho, la mera inversión en espectro no genera empleo ni cobertura, solo crea un derecho de explotación. Si luego no tienes capacidad financiera para invertir más, ni crearás infraestructuras ni darás empleo, cuando no pondrás todo tipo de impedimentos a las actuales plantillas para que mejoren sus condiciones laborales y sus salarios excusándose en la situación financiera de la compañía.
Y finalmente, está la segunda parte: los precios que se le oferten al consumidor. Cuadrar la rentabilidad de esta inflada inversión va a ser difícil sin un aumento de las tarifas, lo que seguramente hará que el 5G en Italia sea caro, además de escaso en términos de cobertura. En definitiva, una chapuza regulatoria para alimentar los populismos[5] italianos que acabarán pagando, por este orden, trabajadores del sector y ciudadanos.
UGT Comunicaciones
Sector Estatal
[2] http://www.mise.gov.it/index.php/it/per-i-media/comunicati-stampa/it/194-comunicati-stampa/2038666-gara-5g
[3] http://www.europapress.es/economia/noticia-gobierno-italiano-recauda-mas-6550-millones-subasta-espectro-5g-20181003141715.html
[4] https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/10/03/companias/1538569740_174711.html
[5] http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/el-populismo-italiano-llega-a-las-telecos/