No cesan las maniobras contra los trabajadores en las operadoras de todo el mundo. Si hace pocas fechas poníamos el ejemplo de las prácticas antisindicales en Verizon Wireless, hoy toca comentar el caso de una compañía europea: la belga Proximus.
En uno de planes más insultantes que hemos leído en los últimos tiempos1
https://www.proximus.com/en/news/press-release_10_01_2019, la operadora belga quiere desembarazarse de 1.900 compañeros y compañeras, con experiencia probada, para contratar a 1.250 “expertos en TIC”, según la propia compañía. Paralelamente, la empresa está realizando una reorganización en sus centros de atención al cliente, que básicamente quiere externalizar al completo (otros 1.500 puestos de trabajo)2
https://www.tijd.be/ondernemen/telecom/herstructurering-proximus-zet-1-500-jobs-extra-op-de-helling/10088128.html; http://www.brusselstimes.com/belgium/employment/13793/proximus-restructuring-threatens-over-1-500-call-centre-jobs.
El plan de Proximus, además de destruir 650 puestos de trabajo de los 12.400 que emplea en la actualidad (más de un 5%3
https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2019-01-10/proximus-telecom-job-cuts-are-bellwether-for-european-firms), supone un auténtico ejemplo de mercadeo laboral. En la práctica, el mensaje de la operadora es depreciar el trabajo de casi 2.000 trabajadores y trabajadoras, señalándolos como “inútiles”, explicitando que le da igual su motivación, esfuerzo o su implicación a lo largo de todos los años de servicio. Para Proximus, sus trabajadores son pura mercancía de usar y tirar.
Como siempre en estos casos, Proximus afirma que este plan le proporcionará unos ahorros en costes de 240 millones de euros en 20224
https://www.reuters.com/article/proximus-redundancies/corrected-belgian-telecoms-company-proximus-to-cut-650-jobs-idUSL8N1ZA1FW. Obviamente, estos ahorros no provienen de la eliminación del bonus de sus ejecutivos, de la reducción del número de directivos o de medidas dirigidas a mejorar la eficiencia interna o la estrategia competitiva, sino de externalizar empleo a países subdesarrollados5
http://www.dewereldmorgen.be/artikel/2019/01/25/proximus-1500-jobs-op-de-helling-vakbonden-op-bezoek-bij-minister-peeters-op-2901, dejar sin empleo a personas o de cambiarlas por otras con menos salarios. Una vergüenza social que no podemos tolerar.
Su nueva presidenta, Dominique Leroy, ha afirmado que “hará todo lo posible” para reducir el número de despidos, dando prioridad a los voluntarios, a la vez que plantea programas de recualificación para la plantilla6
https://www.demorgen.be/nieuws/proximus-schrapt-1-900-jobs-gedwongen-ontslagen-niet-uit-te-sluiten-bb2074a2/. Palabras huecas y sin compromisos, que encierran una huida de la verdad, porque si realmente no hubiese decidido ya tomar medidas dramáticas, habría empezado por la última de sus medidas: dar formación que permita reciclarse a los trabajadores de Proximus.
El escándalo es tal que incluso ha salpicado al actual Gobierno belga, sumido ya de por sí en una permanente crisis institucional7
https://www.lavanguardia.com/politica/20190104/453928803351/belgica-experta-en-sobrevivir-sin-gobierno-inicia-2019-con-uno-en-funciones.html; http://www.rtve.es/noticias/20181218/dimite-primer-ministro-belga-crisis-gobierno-tras-salida-nacionalistas-flamencos/1855489.shtml. Las declaraciones contradictorias del Ejecutivo están sumiendo al proceso en el caos: mientras el ministro belga de telecomunicaciones, Philippe de Backer, cree que el estado debería vender su participación en Proximus (El estado belga tiene una participación mayoritaria de más del 53 por ciento en Proximus), afirmando que “no es tarea del gobierno ser un accionista de la empresa, sino liderar un país8
https://www.telecompaper.com/news/belgian-minister-says-state-should-sell-shareholding-in-proximus–1276085”, en un claro intento de desentenderse del asunto, el ministro de Empleo, Kris Peeters, afirmó sentirse profundamente preocupado por la pérdida de puestos de trabajo9
http://www.brusselstimes.com/belgium/employment/13691/proximus-restructuring-foresees-almost-2000-redundancies. El asunto ha alcanzado tales cotas de crítica social que el mismísimo primer ministro belga, Charles Michel, ha exigido reunirse con la CEO de Proximus, al objeto de ser informando y evitar “hechos consumados, en términos de forma o contenido10
https://www.nieuwsblad.be/cnt/dmf20190108_04086591«. En resumen, un auténtico escándalo institucional, con una empresa pública despidiendo trabajadores de forma miserable, mientras los políticos no se ponen de acuerdo en si esa práctica es socialmente admisible. Una ruindad en toda regla.
Como es normal, los sindicatos de Proximus han rechazado los planes de la compañía, advirtiendo de que comenzarán a convocar movilizaciones ante una medida tan insolidaria como injusta.
Desde UGT Comunicaciones nos unimos a sus protestas y les enviamos toda nuestra
solidaridad.