- Un nuevo estudio confirma que la implantación de robots industriales destruye empleo neto en el sector de la manufactura. En concreto, cada nuevo robot industrial destruye casi dos empleos (1,6).
- El informe confirma que la tendencia sustitución de personas por máquinas ha estado presente en la primera década del siglo, afirmando que el ritmo de destrucción de empleo se multiplicará por cuatro en la próxima década. Sin ir más lejos, el sector industrial español ha pasado de 3,11 millones de trabajadores en 2002 a 2,58 en 2016.
- Las consecuencias de esta destrucción neta de empleo serán más profundas y duraderas en aquellas zonas geográficas más deprimidas y desarrolladas económicamente.
- Los trabajadores industriales desplazados, intentarán buscar trabajo en otros sectores (transporte, construcción, administración) pero la precariedad del mercado de trabajo, junto con la ausencia de planes de formación adecuados, los abocará a la vulnerabilidad económica, la precarización y la pobreza.
- En consecuencia, se confirma que la automatización masiva de las fábricas acabará generando una clase de trabajadores perdedores, sin empleo y sin empleabilidad.
- UGT propone una batería de acciones a corto, medio y largo plazo que pasan por medidas de protección del empleo mediante la formación continua y la reforma educativa, así como medidas de redistribución de las rentas y reparto de la productividad que genera esta discontinuidad tecnológica.
No es primer estudio, ni probablemente será el último que confirma una realidad fácilmente demostrable ya en el presente: la masiva implementación de robots en las fábricas generará destrucción neta de empleo.
El estudio How Robots Change the World, confeccionado por Oxford Economics1http://resources.oxfordeconomics.com/how-robots-change-the-world, vuelve a demostrar la relación directa entre roborización y desempleo, que se cifra en casi dos personas que pierden su empleo por cada robot que entra en la industria manufacturera. Estas conclusiones son coherentes y van en la misma línea de estudios anteriores (Bruegel, Acemoglu y Restrepo).
El informe traza la trayectoria del empleo en el sector industrial desde el año 2.000, confirmando que esta tendencia a la sustitución de personas por máquinas se ha llevado por delante 400.000 empleos netos en toda Europa (un 1,5% del empleo sectorial, en sólo 15 años). No obstante, las cifras para España son preocupantes para el mismo periodo analizado por Oxford Economics: el sector industrial ha pasado de 3,11 millones de trabajadores en 2002 a 2,58 en 2016.
Pero esta tendencia se va a agudizar de forma dramática según las previsiones del informe: la próxima década supondrá multiplicar por cuatro la pérdida de empleo industrial acumulada desde principios de siglo en Europa, pasando de 400.000 en 2016 a 2.000.000 de empleos menos en 2030. Los trabajos con mayor porcentaje de tareas repetitivas y rutinarias, serán los primeros en desaparecer.
Además, el informe insiste en que las consecuencias de esta destrucción neta de empleo serán más profundas y duraderas en aquellas zonas geográficas más deprimidas y desarrolladas económicamente, o con un mercado laboral más inestable y precario; precisamente, las características que definen al mercado de trabajo español.
Las teorías que defienden que el empleo no se destruiría, sino que se transformará o trasladará a otros sectores, son también refutadas por el estudio: los trabajadores industriales desplazados, intentarán buscar trabajo en otros sectores (transporte, construcción, administración), pero dichos sectores también serán duramente impactados por los procesos de automatización de tareas, lo que les llevará a una inestabilidad laboral muy dañina. Esta situación tecnológica, junto con la ya citada precariedad de nuestro mercado de trabajo, se conjuga con la ausencia de planes de formación y políticas activas de empleo adecuadas, lo que abocará a muchas personas a la vulnerabilidad económica, el ostracismo laboral y la pobreza. Tal y como expresa con contundencia el análisis de Oxford Economics “esta era de automatización presenta oportunidades significativas para que las empresas aumenten la productividad. Pero habrá ganadores y perdedores en el mercado laboral”.
En consecuencia, se confirma que la automatización masiva de las fábricas acabará generando una clase de trabajadores perdedores, sin empleo y sin empleabilidad.
Ante esta gravísima situación, UGT propone una batería de acciones a corto, medio y largo plazo que pasan por medidas de protección del empleo mediante la formación continua y la reforma educativa, así como medidas de redistribución de las rentas y reparto de la productividad que genera esta discontinuidad tecnológica.
Como en ocasiones anteriores, el Sindicato insta a Gobierno y a las patronales a negociar, de forma transversal y sectorial, mediante acuerdos colectivos y convenios, para que este proceso repercuta en el bien de todos, y, sobre todo, de los trabajadores de este país. El nuevo Gobierno debe priorizar este contexto dentro de su agenda política y social. Se trata de dar una respuesta a las necesidades de trabajadores y ciudadanos, porque cada día que pasa es un día menos para afrontar los retos que nos propone la digitalización.