Hace poco más de un año, en julio de 2021, RRHH informaba a todas las personas trabajadoras afectadas de su pase a la modalidad de Smartwork, en cumplimiento de la prórroga del II CEV firmada en junio de ese mismo año.
Se trata de unos de los acuerdos más avanzados en la materia que se pueden encontrar en el tejido productivo español y es pionero en regular, colectiva y paritariamente, condiciones del personal de fuera de convenio, y del resto de los colectivos de especial atención y dedicación al cliente de forma presencial como son por razón de su actividad actual, la venta directa carterizada y venta indirecta, ingeniería preventa y postventa, etc. Un modelo tan novedoso y rupturista como éste, no ha estado exento de dificultades, malas interpretaciones e incluso excesos. Por ello, poco más de un año después de su puesta en marcha, es necesario recordar sus pilares.
El Smartwork es un modelo en el que prima la flexibilidad y autonomía personal, pero siempre en coordinación con el responsable jerárquico. O dicho de otro modo, permite a cada persona acomodar su lugar de prestación del trabajo, pero en permanente diálogo con la estructura, y siempre en función de los proyectos que se estén acometiendo o de la atención a nuestros clientes.
Para que este modelo se mantenga, es imprescindible, además del diálogo, construir una cultura de confianza mutua entre todas las partes implicadas, donde la responsabilidad, pero también la organización del trabajo sea previsible, claro y preciso. Por tanto, acudir al centro de trabajo será necesario cuando así lo requiera la organización del trabajo. Ni más ni menos.
Este Sindicato rechaza de forma clara y contundente todos estos intentos para desvirtuar el modelo de Smartwork. Un modelo, recordemos, acordado entre empresa y UGT y que está inscrito en acuerdos colectivos de obligado cumplimiento. Por tanto, y para que no haya más equívocos: el Smartwork está vigente en todos sus términos y todos tenemos la obligación de velar por su cumplimiento, desde el respeto a lo acordado, la responsabilidad de cada uno y una construcción racional de la organización del trabajo.