La Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) acaban de anunciar[1] el lanzamiento de un fondo para subvencionar infraestructuras de banda ancha, bajo el paraguas del mecanismo Connecting Europe Facility[2].
Este fondo, que se manejará bajo una plataforma de carácter público-privado, estará patrocinada por tres entidades bancarias: KfW Bankengruppe de Alemania, Cassa Depositi e Prestiti de Italia y la francesa Caisse des dépôts et consignations.
El objetivo del fondo es invertir en nuevas infraestructuras de red de banda ancha en las zonas marginadas de Europa por un valor de 500 millones de euros desde mediados de 2017, de los cuales 100 millones son aportados por la Comisión Europea (a través del citado Connecting Europe Facility), mientras que el importe restante dependerá de las contribuciones de las tres entidades bancarias en base a los proyectos que presenten los Estados Miembros para su subvención parcial. Se esperan recibir entre 7 y 12 proyectos al año entre 2017 y 2021, de una cuantía que oscilaría entre 1 y 30 millones de euros, siempre y cuando el coste total del proyecto sea menor a 150 millones de euros. El objetivo es que las ayudas alcancen a un mínimo de 20 Estados Miembros de la Unón.
Este instrumento financiero se crea con la idea de convertirse en la primera plataforma de inversión de apoyo a nuevas infraestructuras de banda ancha, incluyendo aquellos proyectos de pequeña escala y mayor riesgo, fundamentalmente ligados a aquellos despliegues en zonas remotas o de poco interés comercial para los operadores.
Esta forma de atribución de ayudas públicas siempre nos ha generado muchas dudas. Así, y como ya advertimos en ocasiones anteriores[3], consideramos que, en teoría, la idea va por el buen camino: describe unas áreas de actuación perentorias y emplea la inversión pública como vehículo para el crecimiento del empleo y la economía como herramienta para acabar con la brecha digital y cimentar una verdadera cohesión territorial.
Sin embargo, en la práctica, la falta de presupuesto “real” malogra toda la teoría. En primer lugar, las cuantías son del todo insuficientes y, al final, todo se deja al albur de terceros, es decir, de la inversión privada o de los Estados Miembros.
Así difícilmente será posible construir una salida sólida de la crisis y crear empleo de calidad, y en lo que respecta a nuestro Sector, ni animará a las operadoras a invertir más de lo previsto ni a hacerlo fuera de sus planes geográficos de despliegue, obviamente centrados en donde el retorno de la inversión es más inmediato.
Por todo ello, instamos a la CE a dejar de hacer maniobras basados en dudosas suposiciones. La confianza se transmite con hechos comprobados e incontestables. Y eso solo se consigue presupuestando más dinero, sin esperar a que otros lo aporten. Es la hora de invertir, pero de verdad, y dejarnos de ejercicios basados en hipótesis: nuestras economías no pueden esperar más y lo que realmente queremos los trabajadores y trabajadoras es poder optar a nuevos puestos de trabajo, bien remunerados y en condiciones dignas.
[1] http://europa.eu/rapid/press-release_IP-16-4351_en.htm
[2] https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/connecting-europe-facility
[3] http://www.smcugt.org/archivos/elementos/2014/el_fondo_juncker_o_la_parabola.pdf