¿Cómo es la vida digital en España? ¿Está acorde con los estándares de los países de nuestro entorno? ¿Cuál es el desarrollo digital de España en comparación con el resto de potencias mundiales?
Para responder a estas preguntas, la OCDE ha publicado un informe que, bajo el sugerente título How’s Life in the Digital Age?1http://www.oecd.org/publications/how-s-life-in-the-digital-age-9789264311800-en.htm (¿Cómo es la vida en la era digital?) traza un detallado diagnóstico de cómo se están desarrollando las sociedades y modulando los estratos económicos de cada país en base a 33 indicadores digitales. Estos indicadores se agrupan en dos grandes bloques, intentando separar oportunidades de los riesgos, al objeto de presentar la realidad actual de cada país.
Para la OCDE, España es un país con muchísimas oportunidades, pero que también manifiesta severos riesgos. De hecho, entre los cuatro encuadres posibles, nuestro país se ubica en el espacio más dual y radical posible:
Comparative analysis of digital risks and digital opportunities across countries
Esta dicotomía se justifica por nuestra fortaleza en infraestructuras digitales –fibra óptica, principalmente- y nuestras debilidades en educación y cualificación profesional, así como por la amplia Brecha Digital que sufre nuestra ciudadanía.
Así, se confirma que el tamaño y alcance de nuestra Brecha Digital sigue por encima de la media internacional, con un porcentaje de hogares con acceso a Internet muy lejos de los países líderes y, lo que es peor, con una ratio de ciudadanos internautas muy por debajo de lo esperable para una potencia económica como la española:
Hogares con acceso a Internet, 2017, OCDE
Ciudanía que utiliza Internet, 2017, OCDE
Además, España demuestra un bajísimo porcentaje de empleos dedicados a las TIC, entre los peores de los países analizados:
Porcentaje de empleo dedicado a las TIC sobre el empleo total, 2016, OCDE
Lo que, sumado a un tejido productivo poco enfocado al valor añadido y concentrado en sectores muy poco productivos, nos lleva a confirmar los ya citados graves riesgos de automatización del empleo, hasta el punto de que la mitad de los actuales puestos de trabajo están en riesgo de ser sustituidos por máquinas. Trasladados estos porcentajes a cifras, 10 millones de puestos de trabajo están en peligro, de los que 4,2 estarían en alto riesgo y casi 6 millones en riesgo significativo. De estos, 4,6 millones serían mujeres; casi la mitad de las mismas en altísimo riesgo de ser reemplazadas por máquinas:
Porcentaje de empleos por grado de riesgo de automatización por cada país de la OCDE, 2018
La única forma de revertir estos peligros, para tornarlos en oportunidades, es mediante la recualificación de nuestra fuerza de trabajo, pero en este aspecto también fallamos: la OCDE destaca que los retornos al mercado laboral de las recualificaciones en nuevas tecnologías están por debajo de la media mundial, al no incrementar ni los salarios ni aumentar la productividad de las empresas; sin duda, como consecuencia de la poca diligencia de los empresarios a la hora de premiar y acoplar a los trabajadores mejor preparados en tareas acordes con su cualificación:
Retorno de las tareas TIC al mercado laboral
En conclusión, es evidente que España presenta una serie de deficiencias que, si no son inmediatamente subsanadas, condenarán a nuestra Sociedad y a nuestra Economía a volver a quedarse atrás en una nueva revolución tecnológica, tal y como aconteció en las anteriores, cuando por capacidad y talento, podríamos liderar esta nueva era digital.