Veinte años después de que Internet comenzase a cambiar la vida de las personas, menos de la mitad de la población mundial puede beneficiarse de la red de redes. Incluso en algunos países desarrollados, hasta una quinta parte de la población sigue sin estar en línea, ya sea por ser incapaz de usar Internet o por no estar convencida de su utilidad.
La conectividad, por sí sola, no es suficiente para garantizar que las personas son capaces de beneficiarse de Internet. Las personas deben tener las habilidades y la confianza para usarlo. Un Internet inclusivo, en otras palabras, debería estar ampliamente disponible y ser asequible para dar lugar a beneficios sociales y económicos. De este modo, la inclusión puede definirse como la suma de las medidas adoptadas por el gobierno, las empresas comerciales y las organizaciones cívicas de un país para hacer realidad el acceso a Internet.
The Inclusive Internet Index[1] evalúa el entorno propicio para la adopción y el uso beneficioso de Internet en 75 países, que representan al 90% de la población mundial y del PIB del mundo. El informe demuestra que, si bien los altos niveles de riqueza y el desarrollo económico contribuyen mucho a un entorno fuertemente inclusivo, varios países de ingresos medios están construyendo casos de éxito gracias a su focalización en elementos clave, como el contenido pertinente, la alfabetización digital y políticas adecuadas. El ranking de los 15 primeros países del índice sería el siguiente:
La nota final de cada nación está compuesta por 4 subíndices (disponibilidad, afordabilidad, preparación e importancia), compuestos a su vez por de componentes como la calidad de las redes, las infraestructuras disponibles y su uso, el precio de los servicios y el marco competitivo, las habilidades digitales de los usuarios y la importancia de los contenidos:
España se sitúa en un buen decimocuarto puesto, con una puntuación mucho mejor que la nos tiene acostumbrado en índices similares[2].
Las fortalezas de España, como cabía esperar, se encuentran en la importancia que se da a las redes sociales y a la administración pública, que aúpan a nuestro país hasta un prestigioso quinto puesto mundial. Las debilidades, en los precios de los servicios de comunicaciones:
No obstante, y sin ánimo de desmerecer el trabajo de Facebook y del diario The Economist[3], llama la atención los altos niveles que presenta España en diversos elementos comparados con estudios similares. Así, en el aspecto de “alfabetización digital”, nos sitúa en el vigésimo puesto de 75 países de todo el mundo, cuando en estudios similares de Eurostat nuestra posición es la misma, o peor, pero solo contando a países de la Unión[4]. Otro tanto podríamos decir del porcentaje de mujeres que acceden a Internet, que coloca a España en el segundo puesto mundial, cuando está sobradamente demostrado que nuestro país sufre un grave déficit en este apartado[5].
UGT Comunicaciones
[1] https://theinclusiveinternet.eiu.com/
[2] http://www.smcugt.org/archivos/elementos/…principal_indice_digital_del_mundo.pdf
[3] https://www.one.org/us/2017/03/01/facebook-…-internet-index-what-does-that-mean/
[4] http://ugt.es/SitePages/NoticiaDetalle.aspx?idElemento=15
[5] http://www.fesmcugt.org/noticia/ugt-alerta-…-en-las-tecnologias-de-la-informacion-y-la-comunicacion-id-6375.htm