Lo hemos vuelto a hacer. A pesar de la rotunda oposición de la empresa, de la falta de ambición de algunos y de la necedad de otros, la plantilla de Telefónica vuelve a ver crecer sus salarios por encima del IPC.
Los datos publicados hoy mismo por el INE, cifran la subida de la vida en un 0,8% para el año 2019. Si tenemos en cuenta que nuestra subida salarial en dicho año fue de un 1,2% (1,5% a masa; 1,2% sin deslizamientos), estaríamos ante un aumento de nuestro poder adquisitivo de, como mínimo, un 0,4%. Casi medio punto por encima del IPC, a lo que se debe añadir bienio o salto de nivel dependiendo de cada persona.
Si además tenemos en cuenta la subida salarial pactada para este 2020, también de un 1,5% de la masa salarial (0,9% sin deslizamientos, tal y como conformó la Comisión de Interpretación y Vigilancia la pasada semana) y el colchón que supone el Plus de 300 euros que recibiremos este octubre (con la consolidación de 150 €, que representa un incremento adicional, de carácter fijo, del 0,4% para un salario de 38.000€), tenemos ante nosotros la mayor subida salarial de nuestro Sector, la más cuantiosa del Sector Servicios y posiblemente la mejor de cuantos convenios colectivos se registran actualmente en España.
Y por si todo esto fuese poco, y en previsión de cualquier incremento imprevisto del coste de la vida durante de la vigencia del Convenio, tenemos garantizado como mínimo el IPC real (artículo 14 del II CEV): “Si al finalizar los años de vigencia de este Convenio, el IPC real acumulado de dicho periodo fuera superior a los incrementos pactados de la masa salarial global, ambas partes se comprometen a revisar las tablas salariales con efectos de 1 de enero de 2022 para garantizar que no se produzca pérdida del poder adquisitivo en este periodo”.
Estos incrementos y las garantías salariales son el resultado de la unión entre personas trabajadoras, afiliación y sindicatos, todos ellos unidos hacia un objetivo común: un Convenio de Empresas Vinculadas que diese cobertura a las tres jurídicas, una apuesta en solitario de UGT a principios de la década.
No debemos olvidarlo nunca: la empresa jamás admitiría subidas de este orden sino se viese empujada por una negociación colectiva fuerte y cohesionada. Nunca habrían fructificado sin el paraguas de un Convenio de Empresas Vinculadas, que nos ha hecho más fuertes y con mayor poder de negociación. Este desarrollo salarial hubiese sido imposible si dichas negociaciones estuviesen conducidas por sindicatos minoritarios, que viven entre el delirio y la quimera. En resumen, todo esto hubiese sido imposible si UGT no toma la decisión de ir hacia un modelo laboral convergente, en contra de lo defendido por empresa y resto de sindicatos.