El próximo fin del Estado de Alarma (aun sin datar, pero seguramente próximo en el tiempo1http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/el-gobierno-anuncia-una-desescalada-de-la-situacion-de-alarma-por-fases/) tendrá una consecuencia sectorial muy relevante: la reapertura de las portabilidades en toda su extensión, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Consciente de ello, la CNMC ha difundo el mecanismo de adaptación a la normalidad del régimen de portabilidades2https://www.cnmc.es/sites/default/files/2928135_8.pdf. Recordemos que en este momento se encuentra vigente una suspensión temporal de todas aquellas portabilidades que requieran desplazamiento físico3http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/afectacion-del-real-decreto-ley-11-2020-de-31-de-marzo-al-sector-de-las-comunicaciones/. Una exigencia de UGT a lo largo de este Estado de Alarma4http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/asi-no-ugt-deplora-la-posibilidad-de-volver-a-abrir-las-portabilidades/ y que la CNMC concretó el pasado de abril, reconociendo implícitamente todos nuestros argumentos5http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/la-cnmc-da-la-razon-a-ugt-la-apertura-de-las-portabilidades-ha-sido-precipitada/.
El regulador plantea una vertiginosa, y en nuestra opinión excesivamente ambiciosa y precipitada, vuelta a la normalidad competitiva en nuestro Sector. Pasar de la situación actual a la situación precedente en únicamente cinco días hábiles, a razón de un incremento de la actividad comercial de un 15% diario es, como mínimo, poco cauteloso y entraña una serie de riesgos que ponen el peligro todo lo avanzado en términos de control de la pandemia.
En la realidad de la calle, de las tiendas, de los call-centers y de todos los centros de trabajo, esa realidad laboral que muchos tienden a ignorar, el pasar prácticamente de cero a cien en una solo semana pone en jaque todos los planes de prevención acordados hasta la fecha. El regulador, al anteponer sin miramientos la dinámica competitiva por encima de cualquier otra cosa, incluida nuestra salud, provocará un regreso acelerado a la actividad que choca frontalmente con las medidas de prevención, mitigación de riesgos y protección de contagio que se están alcanzando con la mayoría de las operadoras. Parece como si el regulador no hubiese entendido ni asimilado que la normalidad precedente es, en estos momentos, de imposible regreso. Precisamente de ahí viene el bautismo del concepto “nueva normalidad”.
Mientras los agentes sociales buscamos un equilibrio entre negocio y salud, acordando un regreso paulatino a la normalidad con medidas de rotación, mínima ocupación de espacios, reducción de desplazamientos y teletrabajo preferente y maximizado, el regulador propone volver a la situación de mediados de marzo en un tiempo récord. Como si el Covid19 estuviese erradicado o solo fuese un mal sueño.
Nada que no deba extrañarnos: se trata del mismo regulador que, gracias a sus políticas de impulso a las guerras de precios, ha provocado la destrucción de 42.000 empleos en las telecos en 21 años. Empleo de calidad, con derechos, bien remunerado y tecnológico. Ese tipo de empleo que todo el mundo afirma ahora que es necesario, pero que nadie defiende como pretendemos desde UGT ya hace décadas.
Se trata del mismo regulador que mantiene vigentes regulaciones sectoriales que permiten la existencia de operadores que parasitan las redes de los demás sin invertir un euro en nuevas infraestructuras. El mismo regulador que describe el excesivo tamaño de la Brecha Digital en este país en sus informes, pero que no se para a reflexionar si tal lacra no será consecuencia de una política sectorial basada en tirar los precios en vez de fomentar una sana y dinámica competencia en infraestructuras que lleve el FTTH y el 5G a todos los rincones del país.
UGT se opone firmemente al plan de retorno a la dinámica competitiva que propone la CNMC, por precipitado, excesivo e incompatible con el bien superior que es la salud de las personas trabajadoras que componemos este sector. Por ello, denunciaremos ante las autoridades sanitarias y laborales cualquier incumplimiento de los protocolos de prevención acordados, de las normas sanitarias en curso y de cualquier otra situación que ponga el riesgo la salud de las personas trabajadoras del Sector de las Comunicaciones. Y si para ello debemos señalar a aquellos que, con sus acciones, provocan un incremento de dichos riesgos sanitarios, lo haremos sin miramientos.