Hace cosa de año y medio, publicamos un artículo de opinión bajo el título “¿Creará tendencia? PT vende su red de fibra1¿Creará tendencia? PT vende su red de fibra – UGT Comunicaciones”.
El paso del tiempo nos ha demostrado la pertinencia de la pregunta, a la vista de lo que está sucediendo alrededor de las redes de fibra de los operadores de telecomunicaciones.
El artículo se preguntaba si la venta de la fibra de Portugal Telecom (en un 49,99%, un porcentaje que le permitía monetizar la infraestructura sin perder el control de la misma) marcaría una tendencia a imitar por el resto de las operadoras, al calor de la fiebre especulativa que generan las consultoras de turno.
Pues bien, el movimiento iniciado por PT a finales de 2019 ha tenido múltiples réplicas. Una de las más significativas, la de Orange en su país de origen, vendiendo el 50% de su red de fibra rural por 1.335M€2To support its fibre development in rural areas and underline the value of its infrastructure, Orange creates Orange Concessions through a partnership with long term investors | Orange Com; Orange Francia crea una filial con sus activos de fibra en zonas rurales y vende el 50% por 1.335 millones (europapress.es). Otro ejemplo para destacar ha sido el de TIM Brasil (filial de Telecom Italia), que ha traspasado su FiberCo a IHS Towers por 254 millones de euros, aunque en este caso dando el control de la entidad al comprador (se adquiere el 51% de las acciones3TIM Brasil vende el 51% de su negocio de fibra óptica por más de 250 millones de euros (europapress.es)).
Nuestro país tampoco ha sido ajeno a este tipo de operaciones mercantiles. Sin ir más lejos, Euskatel puso en venta el 49% de su red4Euskaltel frena la venta del 49% de su red ante el limitado interés | Empresas Tecnológicas (expansion.com), aunque canceló la operación por el bajo interés suscitado, justo antes de ser adquirida por el Grupo MásMóvil. Enel5Enel deja la fibra para dar el salto a las renovables – elEconomista.es y Red Eléctrica Española (REE6La CNMC condiciona la venta de la fibra óptica de Red Eléctrica | Compañías | Cinco Días (elpais.com)) han seguido, o están siguiendo, caminos parecidos.
Estamos, por tanto, ante un hecho: la monetización de las redes de fibra es un negocio pujante y tiene visos de extenderse por doquier.
La actualidad no debería hacernos olvidar el análisis, al objeto de valorar las posibles consecuencias de estos movimientos. En vez de preguntarnos ¿quién será el siguiente?, deberíamos reflexionar sobre el sentido de esta tendencia y su impacto a medio y largo plazo. Y para ello, nos vamos a autoplagiar: decíamos el 17 de febrero de 2020:
“Estamos asistiendo a reacciones irracionales por parte de los inversores, que proporcionan a las infraestructuras pasivas de un valor exagerado si se contemplan de forma aislada. Así, no tiene sentido valorar más a aquellas empresas que solo tiene infraestructuras pasivas sin clientes finales adheridas, que aquellas que cuentan con millones de líneas y usuarios. No tiene sentido que los mercados premien con miles de millones a compañías que únicamente poseen cables y torres, sin clientes, mientras penalizan a aquellas empresas que dotan al sistema de sentido económico, competitivo y empresarial. Las primeras son compañías insostenibles sin clientes que las usen y paguen por su uso. Las segundas, son entidades verticales con pleno sentido económico y financiero.
La excusa de que el 5G necesitará duplicar y triplicar el número de repetidores no justifica tal anomalía. Sólo el desembarco de fondos inversión caracterizados por su virulencia a la hora de lograr beneficios, puede explicar esta situación. Las pérdidas en el valor bursátil de las principales telecos del mundo, junto con la necesidad de acumular nuevas infraestructuras para afrontar los despliegues del 5G y de las redes FTTH, está siendo empleada por estos fondos para especular y crear burbujas artificiosas y artificiales. Si a esto se le añade como se ha ido suprafinanciando a los operadores low-cost, regándolos de millones para que puedan hacer un hueco consolidado en el mercado, tenemos ante nosotros una tormenta perfecta contra los intereses de los trabajadores y trabajadoras de este Sector.
Pero esta dinámica es insostenible a medio plazo. Ni dichas empresas low-cost son sostenibles con semejante nivel de deuda (ya hemos vivido casos similares, que acabaron fagocitadas en otras empresas) ni es posible que los operadores neutros sigan valiendo más que los que tienen el auténtico valor de una empresa: clientes.
Por ello, es fundamental volver a poner pies a tierra. Resulta prioritario que reguladores y empresas se pongan de acuerdo para cambiar la fisonomía de nuestro sector. Necesitamos operadores fuertes y diferenciados; que presenten ofertas que fidelicen a nuestros clientes bajo parámetros de alta calidad del servicio y mucho valor añadido. Por eso son tan importantes los contenidos y la diversificación de servicios (domótica, sensorización, seguridad cibernética y cualquier otro que aporte más valor a la oferta). Es fundamental, imprescindible, diferenciarnos, ser potentes gracias a la integración de estos nuevos servicios, proporcionados a través de infraestructuras de primer nivel.
Porque si no volvemos a esta senda de la competitividad en calidad, infraestructuras de vanguardia, contenidos y servicios, acabaremos sucumbiendo a las burbujas especulativas que tanto ponen en peligro nuestro empleo”.
Ha pasado año y medio, pero nada ha cambiado en las conclusiones. Debemos estar atentos, nos jugamos mucho.