La demanda y la oferta del empleo digital en nuestro país sufre un fortísimo desequilibrio. Así, mientras la tasa de empleo juvenil alcanza el 36% (para menores de 25 años; sube hasta el 50% para los menores de 34 años) el 12% de las grandes empresas españolas tienen verdaderos problemas para cubrir vacantes de especialistas en TIC (datos del INE para 2016); mientras la Comisión Europea estima que se dejarán 80.000 puestos de trabajo sin ocupar hasta 2020, el Foro Económico Mundial asegura que España desperdicia el 34,4% de su talento nacional (recordemos que, en 2014, en España se graduaron 1.138 personas en matemáticas, ciencias técnicas e informática, mientras se destruían 106.000 empleos de expertos en TIC[1]).
Todas las fuentes alcanzan las mismas conclusiones: los puestos de trabajo más demandados son aquellos relacionados con nuevas tecnologías (programación web, desarrolladores de app, big data[2], cloud computing, ciberseguridad, robótica, científicos de datos), pero, a la hora de acudir a la contratación, un 47% de nuestros jóvenes ni siquiera pueden acreditar habilidades digitales básicas.
La única vía para que conseguir este equilibrio entre oferta y demanda pasa por el diálogo tripartito entre Gobierno, empresarios y sindicatos. Que en este escenario, el Ministerio de Empleo haya tirado a la basura 580 millones de euros reservados para la formación de trabajadores es inconcebible e inaceptable. Pero también hay que reprochar la actitud de los empresarios, que no facilitan ni la retención del talento ni su atracción, al ofrecer condiciones laborales precarias, mal remuneradas, sin derechos y sin alternativas para conciliar la vida laboral y familiar.
UGT considera que todo está perdido[3], que es posible revertir la situación; pero solo existe un camino para lograrlo: la negociación colectiva y el diálogo social tripartito; con un Gobierno concienciado de su papel de promotor de empleo de calidad, ejerciendo su deber social de gestor de las políticas públicas de empleo; y por supuesto, con empresas que entiendan que la precarización disminuye tanto su competitividad como su proyección internacional, que, en definitiva, entiendan como una inversión de futuro, y no como un gasto del presente, el establecimiento de itinerarios de formación, reconversión digital y reciclaje profesional de sus trabajadores.
El futuro de nuestra economía y nuestra competitividad, pero también de nuestro modelo Social, depende de cerrar la distancia entre oferta y demanda de empleo digital. Desde UGT el llamamiento es claro y la disposición absoluta: Gobierno y empresarios, pongámonos a la tarea, ¡ya!
UGT Comunicaciones
[1] http://www.ugt.es/SitePages/NoticiaDetalle.aspx?idElemento=3129
[2] http://agencias.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=2653863
[3] http://www.ugt.es/SitePages/NoticiaDetalle.aspx?idElemento=3292