Siguiendo la estrategia que el Grupo Vodafone estableció hace un par de años, el pasado
Desde UGT siempre hemos defendido que el grupo mantenga la mayor parte posible del trabajo internalizado. Creemos sinceramente que redunda en unos mejores resultados, un mayor engagement de la plantilla y, principalmente en un mejor servicio a nuestros clientes. Pero la realidad es que la empresa es quien decide y la legislación laboral vigente hace que un art. 44 sea imparable salvo que se cometa un error de bulto, algo poco probable en Vodafone.
Por ello, desde el primer día nuestro principal objetivo ha sido que los compañeros afectados tuvieran garantizadas las mejores condiciones de traspaso a la nueva compañía. Entendemos que esa es nuestra responsabilidad con la plantilla. Y ese compromiso es el que nos llevó, una vez refrendamos la decisión con delegados y afiliados, a firmar el acuerdo de condiciones de externalización.
No es, como casi nunca, el acuerdo que más nos hubiera gustado, pero finalizado por la empresa el período de negociación sólo había dos escenarios posibles: el acuerdo (con una garantía de empleo de dos años como principal hito) o el no acuerdo (sin garantías más allá del mantenimiento puro de las condiciones de convenio).
Es nuestra manera de entender el sindicalismo, ligado a la realidad y al servicio de los compañeros. No creemos en otros posicionamientos que buscan el populismo a través de twitter y de demandas continuadas sin ninguna esperanza de solución práctica para la plantilla afectada.