Algunas organizaciones abordan cada nueva negociación colectiva usando los anteriores convenios como punto de partida, incluso quienes ni los han firmado ni los firmarán nunca, planteando sin complejos propuestas, más efectistas que efectivas, que apuestan por obtener teatrales mejoras a corto plazo.
Quienes así actúan, buscando más la notoriedad que la eficacia, olvidan que cada negociación colectiva debe ser afianzada imprescindiblemente con las garantías que desafortunadamente muchos, en su miopía, dan por hechas, en tanto ventean reivindicaciones de pancarta, que agitan contra los que “no sabemos negociar”.
La garantía de empleo, la no segregación o externalización de actividad que afecte al empleo de manera forzosa o las garantías de no movilidad geográfica interprovincial e interinsular forzosas son los pilares básicos que se deben consolidar antes de poder avanzar en cualquier otra cuestión.
En la actual coyuntura política y económica de nuestro país y nuestro entorno europeo, aún sin afianzar, con un modelo regulatorio sin resolver, y en pleno cambio de modelo industrial, en evolución al mundo digital, automatizado y robotizado, persisten incertidumbres que debemos atender, partiendo del apuntalamiento de esas garantías, como paso previo a seguir construyendo y mejorando nuestras condiciones salariales, laborales y sociales.
En las elecciones sindicales de mayo podremos elegir si queremos continuar con el camino establecido por UGT desde hace muchos años, apostando por una negociación que determine y refuerce dichas garantías para, a continuación, hablar del resto de cuestiones, incluida la subida salarial o, por el contrario, si damos pábulo a opciones que mantienen la confrontación y la pancarta como único mecanismo para tratar los problemas, y que consideran que negociar y acordar condiciones laborales supone una rendición ante la empresa.
Con tu voto, con tu participación en las elecciones, decides qué futuro quieres construir, determinando el modelo de relación con la empresa, ya sea el de interlocución, negociación y concertación que UGT representa, y sobre el que se establecen, paso a paso, con trabajo y responsabilidad, las garantías y beneficios, o aquel otro apoyado en el dogmatismo, la pancarta y la ausencia de negociación.
Una vez consolidadas las imprescindibles garantías, en un momento en el que la empresa se ha fortalecido ante la competencia gracias al esfuerzo de la plantilla, apoyado en un primer CEV que nos ha posibilitado la transformación sin sobresaltos y sin merma de derechos, UGT apuesta porque el incremento del poder adquisitivo se convierta también en el pilar del segundo CEV, que deberá contener las fórmulas para garantizar empleabilidad y progresión profesional futuras para todos los trabajadores y trabajadoras de nuestra empresa.
Sólo un sindicato fuerte, cohesionado, coherente, dialogante y responsable, puede obtener las garantías que nos permitan avanzar en la negociación de un segundo CEV que consolide nuestras conquistas y nuestro futuro. Solo UGT.