El debate sobre la sostenibilidad de nuestro sistema público de pensiones es un asunto de plena actualidad. La paulatina llegada de la generación del baby-boom a la edad de jubilación genera un enorme desafío, tanto de mantenimiento de las cuantías máximas de la pensión como del tiempo necesario para optar a ella. Esta circunstancia está íntimamente ligada a uno de los mayores beneficios laborales que disponemos en el CEV como personas trabajadoras de TME: el Plan de Pensiones de empleo.
Pensado como un complemento a la pensión pública (no olvidemos que la cuantía de pensión pública máxima puede llegar a ser sensiblemente inferior al salario que percibimos), gracias a los acuerdos alcanzados en el Convenio, aportamos mensual y voluntariamente un 6,51% de nuestra retribución fija (4,51% aportado por la empresa y un 2% por cada uno de nosotros). Una suerte de salario diferido que garantiza nuestro futuro y que nos dota de tranquilidad ante cualquier eventualidad.
Los planes de pensiones de empleo como el nuestro son apuestas de futuro muy poco usuales en nuestro país: menos de un 5% de las personas trabajadoras está suscrita a un plan de pensiones con contribuciones por parte de la empresa. Sin ir más lejos, menos de la mitad del IBEX cuenta con un plan de pensiones. De nuevo, la relevancia de negociar un Convenio Colectivo con beneficios a corto y largo plazo se releva como un aspecto fundamental.
Nuestras contribuciones, además de estar a buen recaudo, se invierten de forma inteligente, obteniendo una rentabilidad constante que contribuye a aumentar nuestro capital. La Comisión de Control, que actualmente preside UGT, controla y vigila tales inversiones con políticas transparentes, bajo estándares internacionales y buscando la máxima eficacia e interés, tanto para partícipes como para beneficiaros del Plan.
Los datos no engañan a nadie: en lo que va de año, la rentabilidad del plan supera el
2,2% (el tipo de intereses que marca el Banco de España apenas alcanza el 0,1% para un depósito); y cuando se compara a largo plazo la rentabilidad de nuestro plan, se multiplica en seis veces el aumento acumulado del coste de la vida (ver gráfico a continuación):
Todo esto no sería posible sin dos aspectos fundamentales: un Convenio Colectivo como el II CEV y una Comisión de Control compuesta por representantes sindicales con una profesionalidad de primer nivel. Y ambas cosas solo se logran con el apoyo y la participación de la plantilla de TME. Tanto en el día a día como, por supuesto, acudiendo en masa a votar.