Llega la red única a Italia, mientras TIM plantea 10.000 despidos

27 de junio de 2022

El convulso sector de las telecomunicaciones italiano quema una nueva etapa, otra más dentro de su particular calvario de fracasos y malas prácticas, formando lo que ya hace unos años describimos como un “avispero¹”.

Cuando hablamos de malas prácticas, inevitablemente nos viene a la memoria la ocurrencia de las 13 facturas al año², sin olvidar el populista³ “todo gratis” que campaba por la bota de Europa. Y cuando hablamos de fracaso, el de no ser capaces de construir una competencia sana en fibra óptica, lo que le lleva a situarse por debajo de la media europea en hogares pasados por fibra y a la cola de la UE27 en fibra óptica rural⁴, en medio de severas acusaciones⁵ de zancadillas empresariales entre competidores⁶. Tantos años de torpezas dan paso a una nueva época, marcada por los despidos y la creación de una nueva operadora que aglutinará una red única estatal de fibra óptica.

Lo advertimos hace ahora un año⁷ y acaba de consolidarse: TIM (ante Telecom Italia), escindirá su red fija para fusionarla con la de Enel (Open Fiber), a través de un proyecto dirigido por el gobierno a través del fondo de inversión público CDP (un banco de inversión que originalmente fue creado para financiar obras públicas como carreteras y obras hidráulicas durante el reinado de Víctor Emmanuel II de Italia⁸).

Si bien las conversaciones para la creación de tal red única controlada por el Gobierno llevaban años en curso, solo después de la OPA del fondo KKR sobre TIM se alcanzó un acuerdo⁹. La posibilidad de que la empresa de capital riesgo norteamericana controlase a TIM generó una tremenda controversia en Italia, lo que enjuagó el acuerdo en solo unos meses. En teoría -porque si por algo es conocida la política italiana, es que todo es teórico hasta que fructifica-, la nueva empresa quedaría con un accionariado controlado por CDP (70-77%) y completado por Macquarie y KKR (12-15% y 10-13%, respectivamente) y Fastweb (Swisscom, 1-1,5%¹⁰). Por esta venta, TIM espera recaudar 20.000 millones de euros¹¹, que le ayudarían a paliar su elevada deuda (23.000 M€¹²), aunque el otro accionista de referencia en la actualidad, Vivendi¹³, no parece convencerle la operación.

La creación de esta red única, si bien es difícil predecir si cumplirá con el objetivo primigenio (ponerse a la altura del resto de Europa en infraestructuras digitales de vanguardia) sí tendrá nefastas consecuencias sobre el empleo. Los sindicatos más presentativos en TIM, aun estando de acuerdo en la necesidad de reordenar la compañía fusionándola con Open Fiber¹⁴, sospechan que detrás de este movimiento habrá una nueva oleada de despidos (ya hubo 4.300 antes de la pandemia¹⁵ y existen rumores para formalizar otros 1.200 en noviembre¹⁶).

En concreto, se estima que estaríamos hasta 10.000 despidos en Telecom Italia¹⁷, otrora un referente en el mercado de telecos en Europa y que fue hasta cortejada por Telefónica en 2010 para celebrar una posible fusión¹⁸. En palabras de los principales sindicatos sitos en la operadora, una “masacre¹⁹” laboral, que ha llevado a convocar masivas acciones de repulsa²⁰. Y todo esto acontece mientras la principal rival de TIM, la citada Open Fiber, asegura sufrir “una aguda escasez de personal” y necesitar “alrededor de 8.000 trabajadores, incluidos técnicos para tender cables de fibra óptica, para este año²¹”. Un sinsentido típico de tierras transalpinas.

UGT Comunicaciones