El pasado día 27 de septiembre de 2020, se cumplió un año de la firma del II Convenio de Empresas Vinculadas. Podemos celebrar cómo las personas trabajadoras de Telefónica, gracias a nuestro esfuerzo conjunto, alcanzamos toda una serie de garantías que se antojan fundamentales a la vista de los acontecimientos que estamos viviendo.
En la crisis económica y sanitaria más grave en un siglo, las trabajadoras y trabajadores de Telefónica tenemos una triple protección (Garantía de Empleo, no movilidad geográfica y no segregación) inexistente en ningún otro convenio del país. Una cláusula de este alcance, si siempre es apreciable, posee un valor incalculable cuando la economía desciende a dobles dígitos y los ERTEs asolan, de extremo a extremo, todo nuestro tejido productivo.
Mantenemos además la mejor subida salarial del sector, muy por encima de la media del resto de convenios y también por encima de las estimaciones del IPC, permitiéndonos, de nuevo, volver a ganar poder adquisitivo. Tener cuatro mecanismos que reportan incrementos salariales (subidas anuales por Convenio, bienios, saltos de nivel y Plus Convenio) con una salvaguarda en caso de que se dispare el IPC, es un bien del que muy pocos pueden presumir.
Si por ambos factores nuestro Convenio se distingue como un convenio único, sería injusto no recordar otros aspectos importantísimos, como la flexibilidad a la entrada y salida o el altísimo porcentaje de jornada continuada, el marco de Teletrabajo, que se anticipó a los principios que se establecen en la nueva Ley sobre el Trabajo a Distancia, que entrará en vigor el próximo día 13 de octubre, los permisos retribuidos, por encima de lo marcado por ley, y un larguísimo etcétera hasta completar, en más de 300 páginas plagadas de derechos y garantías, los 223 artículos, disposiciones y anexos que contiene nuestro II CEV.
En definitiva, se cumple un año de un gran logro que no hubiera sido posible conseguir sin el apoyo proporcionado, de forma mayoritaria, por las personas trabajadoras que forman las distintas plantillas de las empresas que forman el CEV. Un acuerdo vivo, que nos permite seguir avanzando y superando las dificultades gracias a las mesas de negociación permanente, previsoramente establecidas, donde podemos afrontar con garantías y éxito las distintas vicisitudes, políticas, tecnológicas o económicas, que la realidad nos impone, incluidas las consecuencias de la Covid 19.