La publicación de los últimos datos de Eurostat sobre empleo tecnológico vuelven a poner de manifiesto el retraso de nuestra economía en este aspecto: únicamente un 4,3% de nuestra fuerza de trabajo son personas especializadas en nuevas tecnologías.
Este exiguo porcentaje nos vuelve a colocar a la cola de Europa en empleo tech: puesto 20 de los 31 países analizados y a tres décimas de la media de la UE27 (4,6%). Si tenemos en cuenta que, hace exactamente una década, España se situaba en la misma media europea (3,2%) y que en dicho 2012 nuestra posición era la decimoséptima, la conclusión es irrefutable: nuestra economía se está quedando muy retrasada en talento tecnológico.
Porcentaje de especialistas TIC sobre el total de empleo. Año 2022, Eurostat
Esta insuficiencia está siendo aprovechada por nuestros vecinos europeos. Así, naciones como Portugal, Malta, Chipre, Letonia y Lituania nos han sobrepasado en los últimos años. Desde 2018, mientras la media europea y países como Alemania aumentaban exponencialmente este tipo de empleo, España crecía tibiamente, ampliándose así nuestro diferencial negativa.
Evolución del empleo tech por países (%), 2012-2022, Eurostat
Y por si todo esto no fuese poco, nuestro país tiene el dudoso honor de pertenecer al club con menos tecnólogas: solo un 18% de la actual fuerza de trabajo tecnológica es mujer, un punto por debajo de la media europea y lejos de Finlandia, Irlanda o Portugal, todos ellos por encima del 20% (en esta clasificación, España se sitúa en el puesto 23 de 31).
Se trata de una situación que, aun no siendo nueva, impacta muy negativamente en la transición tecnológica que debe desarrollar nuestra economía. Ni siquiera la milmillonaria inversión de los fondos europeos está logrando revertir un tendencia contranatural y sin explicación económica y competitiva.
Nuestro sistema universitario y de FP provee al mercado de trabajo alrededor de 56.000 perfiles tech cada año. Sin embargo, el porcentaje de graduados universitarios que emigran al extranjero nada más finalizar sus estudios en especialidades como físicas, ingeniería, matemáticas o informática ronda el 10%. La explicación a este fenómeno es doble: nuestro tejido productivo no está realizando la necesaria digitalización productiva y, por tanto, no demanda este tipo de empleo; y, de forma simultánea, las condiciones de trabajo que se ofertan en España para estos especialistas distan de ser dignas. En 2022, sólo un 1,4% de las microempresas españolas (<10 trabajadores) necesitaron contratar a un tecnólogo, cuando este tipo de compañías dan empleo al 30% de nuestra mano de obra. En el mismo 2022, dos de cada tres ofertas de empleo tech quedaban sin cubrir porque la empleadora no quería abonar el salario requerido (recordemos que, de media, los salarios que se pagan en el sector tecnológico español son la mitad que los que se abonan Francia).
UGT vuelve a exigir a patronales y empresas un esfuerzo para modernizarse. La sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar y de la Economía pasa por una transición digital justa, y ésta solo es posible con empleo tecnológico de vanguardia, numeroso, bien remunerado y de las mejores condiciones laborales.