- El Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI por sus siglas en inglés1https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/digital-economy-and-society-index-desi-2020) para 2020 vuelve a colocar a España en una posición rezagada en relación con nuestro potencial económico (puesto número 11 de 28 posibles, cuando somos la quinta potencia económica de la Unión).
- Nuestras grandes fortalezas, concentradas en unas de las mejores infraestructuras digitales de Europa y en la alto grado de digitalización de nuestros servicios públicos, no son capaces equilibrar nuestra endémica debilidad: la baja capacitación digital de nuestra ciudadanía y nuestra fuerza de trabajo2https://www.ugt.es/un-plan-nacional-de-inclusion-tecnologica-que-termine-con-la-brecha-digital y el retraso tecnológico de nuestras empresas3https://www.ugt.es/sites/default/files/digitalizacion_de_la_empresa_espanola_v3_01112019.pdf.
- La principal carencia de nuestro país sigue siendo el tamaño y alcance de nuestra Brecha Digital: sólo uno de cada tres españoles posee competencias digitales por encima de las básicas y cuatro de cada diez no tiene conocimientos software. En el terreno laboral, el número de personas trabajadoras especializados en nuevas tecnologías está muy por debajo de la media europea, mientras que la presencia femenina en el sector tecnológico apenas supera el 1%4https://www.ugt.es/las-mujeres-deben-estar-en-el-centro-de-la-revolucion-digital.
- UGT exige a políticos, reguladores, legisladores y patronales que den un paso adelante, acometiendo reformas de calado que permitan a nuestra economía y a nuestra sociedad alcanzar un nivel digital competitivo e inclusivo.
El Índice de la Economía y la Sociedad Digitales correspondiente a 2020 confirma la necesidad de acometer reformas legislativas, laboral y regulatorias que impulsen la digitalización económica y social de nuestro país.
En el índice global, España desciende levemente con respecto a 2019 (un puesto), pero el verdadero problema no es la comparativa interanual sino la tendencia histórica: desde 2015 nuestra convergencia con Europa se desacopla, distanciándonos cada vez más. Así, en 6 años hemos pasado de estar casi en la media Europea a alejarnos en cinco puntos porcentuales.
Las causas de esta tendencia son los severos desequilibrios estructurales que sufrimos, al comportarnos como líderes europeos en algunos apartados, mientras estamos en el furgón de cola continental en otros aspectos. Por ejemplo: España es líder europeo en infraestructuras digitales (doblamos la media europea en cobertura de redes de alta velocidad de fibra óptica) y tenemos una preparación para el futuro 5G nueve puntos mayor que la media. En servicios públicos digitales rozamos siempre las máximas puntuaciones, gracias a nuestra implantación de sistemas de datos abiertos y al número de interacciones con la administración electrónica.
Sin embargo, nuestros puntos débiles siguen siendo los mismo que venimos señalando, y denunciando, desde hace años: una brecha digital inaceptablemente amplia y una digitalización empresarial muy por debajo de lo esperable.
Por ejemplo, sólo uno de cada tres españoles posee competencias digitales por encima de las básicas y cuatro de cada diez no tiene conocimientos software. En el terreno laboral, el número de personas trabajadoras especializados en nuevas tecnologías está muy por debajo de la media europea, mientras que la presencia femenina en el sector tecnológico apenas supera el 1%. Las mejoras en varios de estos apartados, aunque deben ser valoradas, son claramente insuficientes ante el retraso acumulado por años de desidia gubernamental, por lo que urge desplegar medidas de mayor calado y con mayor financiación.
En cuanto a las empresas, no sólo no se registran avances, si no que de descubren inexplicables retrocesos: usamos menos cloud computing o nuestras PYMES venden menos online que en ejercicios anteriores, empeorando ya la poca competitividad digital de nuestras empresas. Tampoco el big data se abre paso e incluso el intercambio de electrónico de información entre las empresas ha descendido tres puntos en el último año.
La pandemia Covid19 está suponiendo un baño de realidad para multitud empresas y de administraciones públicas, que se han visto, en demasiados casos, casi paralizadas a causa de su poco músculo tecnológico y su bajo grado de digitalización. A pesar de las reiteradas denuncias de este Sindicato, urgiendo a digitalizar nuestro país de forma proactiva e inclusiva, estamos pagando un precio muy alto por nuestro retraso tecnológico.
Por todo ello, UGT vuelve a exigir a políticos, reguladores, legisladores y patronales que den un paso adelante, acometiendo reformas de calado que permitan a nuestra economía alcanzar un nivel digital competitivo. Estamos obligados a articular contrapesos sociales que nos permitan construir un futuro en términos de cohesión social y territorial, mediante la alfabetización digital de nuestra ciudadanía y nuestra fuerza laboral.
