Europa no deja de dar sustos al Sector. Cuando no se trata de uno de sus inacabables y enrevesados trámites legislativos (por ejemplo, el código europeo de comunicaciones electrónicas, con tres largos años de idas y venidas), nos sorprende con nuevas cautelas en el ámbito de la defensa de la competencia. Y en esta última ocasión, por el alcance de las sospechas que difunde, los perjuicios pueden ser masivos y duraderos.
A través de una parca nota de prensa1https://europa.eu/rapid/press-release_IP-19-5110_en.htm, la saliente comisaria de europea de Competencia ponía en alerta a todos los operadores del continente, al poner en duda un acuerdo de compartición de redes móviles en la República Checa. Un acuerdo tan común en el último lustro que se cuentan por cientos en toda Europa. Sin ir más lejos, en nuestro país es moneda de cambio corriente: prácticamente todos los operadores nacionales tienen suscritos acuerdos cruzados de compartición de infraestructuras móviles, aunque dependiendo del caso, el grado de colaboración puede ser muy diferente, tanto en duración como en alcance y profundidad.
Pero lo cierto es que la Comisión Europea pone en la picota un acuerdo entre el primer y segundo operador del mercado checo, O2 y T-Mobile, al “entender” que “hay indicios de que los acuerdos de cooperación pueden ser perjudiciales para los consumidores”. Cuáles son estos indicios y en qué se sustentan no es parte de la información que facilita el organismo público europeo. Pero sí se deja muy claro que la compartición de redes ha pasado de ser algo “necesario”, e incluso “obligatorio” (así lo especifica la norma europea vigente2https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A52016PC0590, llegado el caso), a ser un elemento “perjudicial” para los usuarios. Europa ha pasado de catalogar esta práctica como “imprescindible” a “nociva” en menos de un año…
La nota de prensa amplía someramente el caso, arguyendo que si se alinean las características del mercado móvil checo, concentrado en su mayoría en tres operadores, y el alcance del acuerdo, que cubre casi todo el territorio y abarca desde el 2 al 4G, se puede alcanzar “la conclusión preliminar de que el acuerdo de intercambio de red entre los dos principales operadores móviles en Chequia restringe la competencia y, por lo tanto, perjudica la innovación en violación de las normas antimonopolio de la UE”.
Y esta afirmación es la que ha puesto en guardia a todo el sector3https://www.expansion.com/empresas/tecnologia/2019/08/10/5d4dd0ef468aeb1e2d8b45f6.html, porque acuerdos similares al descrito los hay a lo largo y ancho de los 28 Estados Miembros de la Unión, y no solo en el negocio móvil, sino que llegan hasta la compartición de redes de fibra, ya sean mediante acuerdos mayoristas, minoristas o de despliegue mutuo, y que cumplen miméticamente con las características que ahora Europa censura. Sin ir más lejos, esta práctica es más que común y habitual en España4http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/ya-no-queda-nadie-sin-acuerdo-para-acceder-a-la-fibra-de-telefonica/.
Quizá la advertencia se quede en solo eso, en un análisis que acabe en punto muerto. Dependerá en gran parte de cómo la nueva Comisión Europea se aproxime al problema; pero lo cierto es que un viraje regulatorio tan abrupto como el planteado podría tener temibles consecuencias. Y, de nuevo, tendremos que exigir a Bruselas que efectúe, simultáneamente a su valoración regulatoria, una memoria de impacto sobre el empleo que podría acarrear un cambio normativo de tales características. Porque si seguimos con las políticas regulatorias únicamente centradas en los precios y en “la competencia”, ya sabemos quienes acaban, siempre5http://ugtcomunicaciones.es/wordpress/un-no-parar-nueva-oleada-de-despidos-en-las-telcos/, pagando el pato6https://www.fundacionlengua.com/es/pagar-pato/art/151/.